lunes, 15 de febrero de 2016

VOLVIÓ A OCURRIR

Otra noche más, una más de tantas,  los sueños se me cruzan en mi imaginación como trenes en una estación, una estación sin pasajeros, tan solo yo en el andén viendo pasar los trenes sin detenerse sabiendo que en ellos han subido mis sueños y quizás nunca más podre volverlos a soñar, son como las gotas de lluvia que se deslizan a través del cristal, cuando intentas detenerlas dejan de ser gotas.
Sé que los sueños se pueden atrapar, algunos de ellos los tengo atrapados y realizados, otros quizás en alguna otra estación se paren algunos de los trenes en los que viajaban los míos, y se dejen atrapar por alguien que sepa mejor que yo moldearlos
de alguna manera para se hagan realidad.
No es que me preocupe, como me dijo un amigo, son épocas, épocas que el tiempo marca su tiempo y como todo tiempo pasara.
Lo que más me preocupa es, el no saber nada de mi amigo imaginario, ese que compartía conmigo muchos de mis sueños, el no saber nada de de esa amiga soledad con la cual entablaba conversaciones filosóficas, aunque más bien diría yo, conversaciones de un loco consigo mismo en presencia de la soledad.
De lo que estoy seguro, es que siendo un soñador empedernido como soy yo, volveré a disfrutar a la sombras de mis sueños y cruzare espejos para aprender sobre mí, luchare por parar el tiempo para que una vez que se esfume la época de la que me hablaba mi amigo y como dijo el maestro Calderón de la Barca…
Que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son”.

Rafael Huertas



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